Los muertos son Deisy Lisset Sánchez Guerrero, de 19 años, y Richarson Jones Méndez, de 26, quienes compartían tragos en un centro de diversión cuando se originó el tiroteo.
Supuestamente, miembros de una banda intentaron vengar a uno de los suyos abatido hace dos meses por Jones Méndez, cuyos familiares aseguran que no tenía nada que ver con ese hecho.
En medio del velatorio de los restos de Jones Méndez, en la calle 9 de La Ciénaga, su madre manifestó que, aunque reconoce que su hijo no era tranquilo, el joven no tuvo participación en ningún asesinato.
«No te voy a decir que era un santo, pero tampoco es como dicen. A él lo acusan de asesino y de muchas cosas, pero él nunca ha matado a nadie. La muerte de él vino de ahí. Hace dos meses, mataron a un muchacho en el barrio y lo mencionaron a él», dijo Pura Altagracia Méndez.
De su lado, Sofía Montás, abuela de Jones Méndez declaró que «mi hijo era muy bueno, tenía un alma buena, pero una banda le cayó. Eso lo hacían ellos que robaban y mataban y se lo pegaban a él. Él era un muchacho sano que le gustaban sus bebidas y sus amigos lo traicionaron».
Publicar un comentario