La política tradicional en la República Dominicana ha tenido como base el clientelismo político y la corrupción, también algunos movimientos de izquierda han practicado eso en las instituciones en que inciden y en las que controlan.
La reflexión anterior me ha llevado a ser independiente en política, guiándome de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Manolo, Caamaño y muchos líderes nacionales e internacionales éticos en la política.
He practicado la amistad con políticos de todos los partidos y créanme que he comprobado que en todos hay hombres serios y honestos, pero también charlatanes, corruptos y ladrones, que son los responsables de la pobreza y la descomposición moral y social en sentido general del país.
Y todos los males políticos de la patria vienen de esa falta de principios, de moral, que tiene como base fundamental el amor al dinero, la disgregación de la familia, la falta me moral y cívica en la educación y la falta de amor al prójimo, de fe y de creencia sincera en Dios.
He visto como todo eso se pone de manifiesto en la política y particularmente en las alianzas sin principios de macos y cacatas, que producen todo lo malo que hemos visto y vivido.
Creo que todas esas alianzas acéfalas se iniciaron en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en las elecciones del año 1987, ganadas por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su candidato a la Rectoría Franklyn Almeyda Rancier, aliado al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) que llevó a la Vicerrectoría Administrativa a Cayetano Rodríguez del Prado y su Asistente Francisco Javier García y al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con Jesús de la Rosa como Vicerrector Académico.
Fue una alianza impensable coyunturalmente, dado el rechazo a Balaguer que imperaba en la UASD y se hizo para derrotar a Guarocuya Batista del Villar, que apoyábamos el Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS) y la Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios (UNER), siempre arriba en las encuestas, siendo su pecado y causa de la derrota rechazar la candidatura de Jesús de la Rosa a la Vicerrectoría Académica por ser del PRD.
Ganaron los de esa alianza extraña y perdieron la UASD y el país, cuando se destapó el escándalo de corrupción con el uso del Departamento de Compra y Suministros para importar los materiales de la campaña del PLD del año 1990, expediente que llegó hasta la Fiscalía del Distrito Nacional, que dirigía Juan Esteban Olivero Féliz, al cual di seguimiento.
Años después esa alianza PLD-PRSC y luego con otros partidos parieron gobiernos que han practicado la corrupción a gran escala, algunos llevados a la justicia, tengan condenas o no, siendo uno de los viejos casos más sonados el de Félix Bautista y los nuevos todos los oímos sonar a diario.
La alianza pelereformista en el país, luego la peleredeista, se han nutrido de esa falta de principios y ética, responsables de la decadencia moral y la corrupción.
Hoy un nuevo fenómeno de alianza o crecimiento sin principios, basada sólo en la sumatoria, se pone de manifiesto cuando gentes de muchos partidos se van al PRM, como se fueron al PRSC cuando estaba en el poder, o al PRD y al PLD cuando estaban en el poder, así nacen los peleremeistas, buscando candidaturas, botellas, dinero, aún en desmedro de los peremeistas.
Como hemos debido cuidarnos históricamente de esos oportunistas de la política, hoy llamo a cuidarnos de los peleremeistas que podrán identificarlos no sólo por saltar del PLD hacia el PRM, sino porque sus cuentas y bienes crecen y cuando ponen el dedo sobre la llaga de la corrupción, defienden a los corruptos, atacan a Mirian Germán, Procuradora General de la República, símbolo de independencia y dignidad de la justicia, los allanamientos, apresamientos, decisiones judiciales que no favorecen a los corruptos, al mismo PRM, al Presidente y su gobierno, no tienen principios, ética, ni moral y por eso hay que cuidarse de los peleremeistas.
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