Por Praede Olivero Féliz
El reloj marcaba las 12:15 p.m. cuando vía WhatsApp recibí un audio de Luis Matos desde Nieva York: "Papayo acaba de morir la sobrina de Edgar".
En ese momento los abogados de la oficina estábamos almorzando y quedó comida por un nudo colectivo en los estómagos y la bebida fue compensada por las lágrimas contenidas y las que brotaban.
Es que nos unimos a la cadena de oración por la salud de Doris Jacqueline Dominici Féliz, como lo pidió Edgar y como él aceptamos la voluntad de Dios, pero nos duele su partida, es como arrancar la flor de la juventud, la más ella flor del jardín que cuidamos, duele, si, duele mucho.
Para mi, que inicié una relación política y de amistad con Edgar en el año 1976, que la extendí a su padre, su hermana Jacqueline y casi toda su familia, es una perdida irreparable, como lo es para toda su familia.
Y con esta partida descubrí que un ángel de mi hogar, la Dra. Indira Olivero es amiga de Graciela, hermana de Doris, la que acaba de partir a los brazos del señor, lo que aumenta el dolor en mi entorno, sólo compensado con la promesa de nueva vida en la nueva morada donde cesan los sufrimientos de la vida terrenal.
Que Dios acoja en su santo seno a Doris Jacqueline Dominici Féliz, Descansa en paz. Mi más sentido pésame a toda la familia.
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