Artesanos con toda una vida de experiencia en el proceso de elaboración de joyas con la pectolita azul afirman han tenido que abandonar su profesión por lo difícil que se les hace encontrar el material en bruto.
SANTO DOMINGO, RD.- La escasez del Larimar, la bella turquesa dominicana, provoca cierre de talleres en la capital del país, mientras que artesanos que trabajan en el proceso de elaboración de joyas con esta piedra semipreciosa, aseguran que su exportación en bruto representa para el país pérdidas millonarias en divisas.
A pesar de que la República Dominicana es el único país del mundo de donde se extrae la piedra del Larimar, esa exclusividad ha dejado de ser una ventaja competitiva, fuente de riqueza y desarrollo para la nación según expresaron artesanos dominicanos, en virtud de que se ha convertido en una odisea obtener esta materia prima para procesarla a nivel local.
Siendo un producto distintivo del país pero finito, cifras del Banco Central ubica sus ventas anuales en más de 370 millones de dólares, no obstante, ya comienza a percibirse su escasez en talleres a nivel nacional según la Casa Nacional de la Artesanía Dominicana.
Artesanos con toda una vida de experiencia en el proceso de elaboración de joyas con la pectolita azul afirman han tenido que abandonar su profesión por lo difícil que se les hace encontrar el material en bruto.
En el recorrido de Noticias SIN por la Sierra de Bahoruco, donde se ubica la mina de la pectolita azul, se puede constatar como mineros y artesanos de la zona no dejan de contemplar con asombro la magia de cada pedazo de esta piedra semipreciosa declarada por la Unesco como “Patrimonio Cultural del Mundo”.
Artesanos y mineros insisten en que el estado debe prestarle mayor importancia a la bella turquesa dominicana y así lograr ser más demandada mundialmente como ella merece.
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